El domingo 9 de mayo en la misa de 12 y en el marco de la Pascua del enfermos, se administró el sacramento de la Unción de enfermos a 6 personas que lo solicitaron.
La celebración de este sacramento no siempre se entiende bien. Algunos lo consideran como un sacramento para el último momento de la vida y otros lo trivializan pensando que se puede recibir por cualquier motivo. La doctrina de la Iglesia, expresada en el Catecismo de la Iglesia Católica ponen claridad en este punto cuando nos enseña que “el sacramento de la Unción de enfermos lo puede recibir cualquier fiel que comienza a encontrarse en peligro de muerte por enfermedad o vejez” No tiene por qué ser un peligro inminente, pero tampoco se puede recibir por cualquier motivo.
También hay confusión en cuanto al número de veces que se puede recibir, el Catecismo nos dice “El mismo fiel lo puede recibir también otras veces, si se produce un agravamiento de la enfermedad o bien se presenta otra enfermedad“, por tanto no se puede repetir sin causa.
En cuanto a los efectos que produce este sacramento nos dice el catecismo que “confiere una gracia particular, que une más íntimamente al enfermo a la Pasión de Cristo, por su bien y por el de toda la Iglesia, otorgándole fortaleza, paz, ánimo y también el perdón de los pecados, si el enfermo no ha podido confesarse. Además, este sacramento concede a veces, si Dios lo quiere, la recuperación de la salud física”.
En cualquier momento los que lo necesiten deben solicitarlo en la parroquia o en el Hospital. Puede celebrarse en casa o en una celebración comunitaria en la iglesia, teniendo en este caso la ventaja de la oración de los que participan y también el testimonio y ejemplo que puede a animar a otros a solicitarlo.